miércoles, 27 de octubre de 2010

luis xiv

Al principio de su reinado, Luis XIV no encontraba ninguna mansión real que le complaciera plenamente. Vivía en París: en el Palacio Real, en el Louvre, en las Tullerías. Trató de quedarse en Vincennes y en Saint-Germain-en-Laye, y pasó una temporada en Fontainebleau. El rey comparaba las ventajas y los inconvenientes de estos palacios y, para paliar sus incomodidades, realizó importantes reformas pero en ninguno de ellos llegó a sentirse cómodo.




1651: el rey efectuó su primera visita a Versalles. Fue entonces cuando se produjo el "flechazo".
1660: el 25 de octubre, Luis XIV llevó a Versalles a su esposa, la reina María Teresa.
Cámara de la Reina. Grandes Departamentos. Palacio de Versalles.
1661: empezaron los nuevos trabajos de ampliación tras el fallecimiento del Cardenal Mazarino. De 1661 a 1662, el rey invirtió un millón cien mil libras. La decisión de Luis XIV de edificar en el lugar en que estaba el pequeño palacio de su padre uno de los más maravillosos palacios de Europa ocasionó duras críticas entre los cortesanos. Quedan testimonios de esas secretas oposiciones; el lugar no estaba bien escogido: "Versalles lugar ingrato, escribió Saint-Simon, triste, sin vida, sin bosque, sin agua, sin tierra, parece que todo son arenas movedizas y pantanosas, sin aire, en consecuencia: no es bueno."
Luis Le Vau, el arquitecto del Palacio de Vaux-le-Vicomte, fue el encargado de reconstruir las dependencias, Charles Errard y Noël Coypel empezaron los trabajos de decoración de las estancias, mientras que André le Nôtre creó el invernadero y el zoológico. En esa época, Versalles no era más que una residencia de placer en cuyos jardines se celebraban las fiestas; el Louvre era oficialmente el palacio real. En una carta célebre, Colbert se lamentaba del abandono en que Luis XIV tenía al Louvre:
"Durante el tiempo que (Vuestra Majestad) ha dispensado grandes sumas en esa mansión, ha olvidado el Louvre, que es, ciertamente, el más hermoso palacio que hay en el mundo(…) Oh, qué tristeza (…) que el rey más grande sea medido en comparación con Versalles!"
1664: en el mes de mayo, se celebró la primera fiesta en el palacio, que se denominó: "Los Placeres de la Isla Encantada". La fiesta se inició con dos poemas épicos del siglo XVI: Orlando furioso de Ludovico Ariosto y Jerusalén liberada (La Gerusalemme liberata, 1580) de Tasso. Molière presentó las Cartas francesas creando la Princesa de Elide y los tres primeros actos del Tartufo. El rey había preparado esta fiesta, en secreto, para Mademoiselle La Vallière.
1664-1666: Luis XIV tomó la decisión de reformar Versalles para poder pasar allí muchos días con su Consejo. Decidió conservar el palacio edificado por Luis XIII, más por razones financieras que sentimentales. Luis Le Vau triplicó la superficie del palacio, que fue decorado con mucho lujo retomando el tema del Sol, omnipresente en Versalles. Los jardines, especialmente apreciados por Luis XIV, fueron ampliados y adornados con esculturas de François Girardon y de Le Hongre.
1665: se instalaron las primeras estatuas en el jardín y se construyó la gruta de Tethys. El primer Invernadero, el Zoológico y la Gruta de Téthys no resistieron la prueba del paso del tiempo. Sólo el grupo de Apolo y las ninfas y Los caballos del Sol (esculpidos por Girardon, Regnaudi, Marsy y Tuby) recuerdan la Gruta de Tethys.
1667: se excavó el estanque del Gran canal. Le Nôtre diseñó la ampliación del ala central y se hizo cargo de los jardines y las viviendas exteriores. Colaboró con Francine, hijo de un ingeniero italiano, para la construcción y las instalaciones hidráulicas.
1668: se celebró la décima fiesta el 18 de julio, en la que se dio a conocer el nombre de Versalles. Conocida (la fiesta) con el nombre de "Gran Divertimiento Real de Versalles", dejarán huella por sus creaciones: Georges Dandin, Molière, así como las fiestas del Amor y del Azar, de Lully. Durante las fiestas de 1664 y 1668, los cortesanos se quejaron de la incomodidad del pequeño palacio porque no encontraron un lugar en el que dormir.
El rey, deseando ampliar el palacio, confió este trabajo a Le Vau, que presentó varios proyectos. El primero de ellos suponía la destrucción del palacio primitivo, que sería reemplazado por un palacio a la italiana. En el segundo proyecto se planteaba la ampliación del palacio, por la parte del jardín, revestido de piedra. Siguiendo los consejos de Colbert, el rey optó por este segundo proyecto.
1668–1670: Le Vau empezó la edificación del revestimiento, que consistía en una segunda construcción que rodearía el primer palacio. De una parte a otra del antiguo palacio, el "Gran Departamento" del rey, al norte, el de la reina, al sur, fueron emplazados simétricamente. Una amplia terraza, frente a los jardines, comunicaba ambas dependencias. Momentáneamente, se conservó el palacio de ladrillo y piedra. Las fachadas se adornaron con columnas de mármol de Rance, balcones de hierro forjado y dorado y bustos sobre las balaustradas. Los tejados llevaban adornos y el patio fue enlosado con mármol. Las pequeñas viviendas adyacentes fueron elevadas y unidas al palacio de Luis XIII por medio de una serie de pabellones que formaban el patio de armas, que se cerraba con una cancela dorada. En las antiguas dependencias se construyó un peristilo de columnas coronadas por estatuas. Las nuevas construcciones triplicaron la superficie del palacio.
El 11 de octubre fallecía Le Vau, y Colbert designó a François d’Orbay para proseguir con las obras. Luis XIV vio su deseo cumplido, el palacio de Luis XIII permaneció igual frente al burgo, pero no sucedió lo mismo con respecto al jardín, ya que quedó oculto tras las nuevas edificaciones. Desde entonces se distinguieron, perfectamente, el "Palacio Viejo" de Luis XIII y el "Palacio Nuevo" de Luis XIV, construido por su hijo. El "Palacio Nuevo" era un edificio hecho en piedra, de concepción italiana. Las largas fachadas fueron punteadas por un salidizo y dividas a lo alto. En la fachada oeste se construyó una gran terraza que unía el pabellón del rey (al norte) con el de la reina (al sur). Todo ello a semejanza del palacio de Chambord. Le Vau se inspiró en los modelos italianos, pero los volúmenes, las proporciones y la ornamentación fueron obra del espíritu francés.
La planta baja, constituida por un basamento realzado por las líneas horizontales de los tabiques, recibía la luz a través de unas ventanas ojivales abiertas sobre los arriates.
En el primer piso se pusieron columnas jónicas, hornacinas y altas ventanas rectangulares (diseñadas por Mansart en 1669). Se decoró con esculturas: estatuas en las hornacinas y bajorrelieves rectangulares sobre las ventanas (desaparecidos en 1679).
En el segundo piso, o ático, la decoración fue de estilo corintio y se coronó con una balaustrada.
1670: se construyó el Trianón de porcelana. Durante ese período, los cortesanos hicieron edificar sus hotelitos cercanos a la residencia preferida del rey.
1670-1671: 14 grandes mansiones (Luxemburgo, Noailles, Guisa, Bouillon y Gesvres) se construyeron en esa época.
1677: Luis XIV soñaba con hacer un palacio que dejara constancia de su época. Los palacios del Louvre y de las Tullerías ya tenían la impronta de sus antecesores. La creación de Versalles respondía a un deseo político y económico. Dirigiendo personalmente los asuntos del reino y centralizando la administración, el rey quería agrupar, en torno a él, a los ministros y sus servicios. Su majestad tenía intención de fijar su residencia en Versalles. Mansart tuvo que diseñar los proyectos para la instalación de la Corte. El palacio tendrá grandes dimensiones.


Versalles. Galería de los Espejos.
1678–1684: la Galería de los Espejos, símbolo del poder del monarca absoluto, se levantó sobre la antigua terraza del palacio nuevo. La obra se concluyó en 1684. La decoración fue confiada al equipo de Charles Le Brun. Más tarde el rey quiso construir en Versalles una de sus grandes galerías, muy de moda por entonces. Luis XIV apreciaba las largas galerías del Louvre y de Fontainebleau, por las que se podía pasar y comunicarse con los otros departamentos; se distinguían por sus valiosas decoraciones. El rey había hecho instalar la Galería de Apolo en el Louvre y en el palacio que había hecho edificar en Clagny para Madame de Montespan, la galería Mansart deslumbraría a todos los visitantes.
En Versalles, y cerrando la terraza de Le Vau por medio de una larga fachada cuyas líneas arquitectónicas eran iguales a las del palacio nuevo, Mansart construyó la Galería de los Espejos.
La Gran galería, limitada al norte por el salón de la "Guerra" y, al sur por el salón de la "Paz", tenía 73 m de largo, ocupando toda la fachada oeste del "Palacio Nuevo", y servía de comunicación entre los departamentos del rey y de la reina. La creación de la Galería de los espejos significó nuevas reformas: el departamento del rey fue trasladado al "Palacio Viejo", el departamento del Sol se convirtió en el "Gran Departamento" y fue utilizado para las grandes recepciones.
1678: se empezó la construcción del ala sur destinada a alojar a los cortesanos. Mansart proyectó la construcción de dos inmensos edificios que encuadrarían el palacio de Le Vau por el norte y por el sur y por detrás de éste.
• Se remodeló la fachada que daba a los jardines.
• Fallece el arquitecto François d’Orbay, al que sucedió Mansart.
• Un gran espejo con marco de bronce dorado, cincelado por Cucci, se colocó en la sala de baños y se pusieron dos bañeras alargadas de mármol blanco decoradas con bronce dorado.
• Se comenzaron los trabajos del "Estanque de los Suizos" y la "Fuente de Neptuno", el aterrazamiento para el Arriate del Sur y la construcción del nuevo Invernadero.
1679: la Galería de los Espejos, el Salón de la Guerra y de la Paz reemplazaron la terraza y los gabinetes del rey y de la reina.
• Se elevó el edificio central. Un reloj, enmarcado por las estatuas de Marte, de Marsy, y de Hércules, de Girardon, se colocaron en la nueva fachada.
• Mansart empezó la construcción de una segunda escalera: la Escalera de la Reina. De la escalera de los Embajadores sólo quedaron las puertas por las que se accedía al Gran Departamento, con el busto de Luis XIV y la antigua ninfa.
• Terminadas las dependencias de los ministros, se inició la construcción de las Grandes y Pequeñas caballerizas, se continuó con la confección de los jardines, que fueron enriquecidos con nuevas estatuas y bosquecillos.
1681: Charles Le Brun terminó la decoración de los Grandes Departamentos.
• La Máquina de Marly comenzó a bombear el agua del Sena.
• Las perspectivas fueron ampliadas.
• Excavación del Gran Canal y del estanque de los Suizos.
• Multiplicación de los bosquecillos y fuentes en los jardines con la conducción del agua. Éstos dieron paso a los jardines que se denominaron, desde entonces, "jardines a la francesa". Las esculturas más grandes de aquel tiempo decoraron el espacio con estatuas de mármol y bronce.
1682: Luis XIV, impaciente, no esperó a la finalización de las obras. El 6 de mayo el rey dejó Saint-Cloud y se instaló definitivamente en Versalles, que se convirtió, de esta forma, en la residencia oficial del rey de Francia. Un contemporáneo describió las condiciones en las que se encontraban las instalaciones: "El dieciséis de mayo el Rey dejó Saint-Cloud para instalarse en Versalles donde deseaba estar desde hacía tiempo, estaba lleno de albañiles y Madame la Delfina se vio obligada a cambiar de departamento porque el ruido le impedía dormir. El rey se instaló en una residencia en la que sólo faltaban los trabajos de decoración. La Galería de los Espejos estaba llena de andamios y para atravesarla era necesario utilizar un pasaje practicado entre las vigas."
Se inauguró el ala sur.
Uno de los grandes problemas de Versalles fue, siempre, el alojamiento de los cortesanos. Versalles fue el símbolo del poderío de Luis XIV, lugar en el que se instaló definitivamente a los 44 años.
Versalles vivió entonces el apogeo de la sociedad cortesana. Luis XIV transformó una nobleza belicosa y potencialmente rebelde en un grupo mantenido por el Estado en la persona del rey. El rey, que había conocido durante la Fronda los peligros de una sublevación de la nobleza, quería proteger tanto a la persona real como al gobierno. Se encargó de reducir el poder de los nobles empleando, para ello, diversos medios:
• Atraer a los grandes señores a su corte y distribuyendo o haciéndoles esperar honores, títulos y pensiones.
• Ofreciendo, a los más importantes, vivienda en el palacio.
• Inspirando a sus cortesanos respeto e impidiendo su promiscuidad.
• Haciendo de sus cortesanos los espectadores asiduos de su grandeza.
El rey estableció unas reglas de protocolo rigurosas y complejas que transformaron todos sus actos, incluso los más cotidianos, en un ceremonial casi sagrado.
En el acto de levantarse o acostarse de los reyes podía estar presente un determinado número de personas, los más favoritos tenían el honor de rodear al rey por detrás de la balaustrada, que aislaba el lecho del resto del dormitorio, y prestarle ayuda cuando se vestía. Todas los actos de su vida estaban regulados de esta manera, desde el nacimiento de las princesas, que se había producido en público (lo que evitaba cualquier duda sobre su legitimidad), hasta los obsequios del rey que se regían por normas inmutables.
Las relaciones del rey con las personas que podían aproximarse a él tenían que realizarse con toda solemnidad, ya fueran recepciones a los embajadores, presentación de nobles y damas con título, o el recibo de felicitaciones y parabienes.
Para romper con este protocolo, Luis XIV instituyó los "Días para Departir" en los que, tres veces por semana, de las 19 a 22 horas, los cortesanos eran admitidos en el "Gran Departamento". En diferentes salones estaban repartidas las mesas con manjares, las mesas de juego y otros en los que se podía escuchar música o bailar. El rey se paseaba por ellos sin que los señores y las damas tuvieran que dejarlo todo para saludarle. Era éste un gran honor, envidiado y disputado por aquellos que no eran admitidos. Luis XIV se reservó, no obstante, unos pequeños departamentos para llevar una vida más íntima con sus allegados, como los compañeros de caza a los que invitaba regularmente a comer.
Para Europa, Versalles fue un testimonio del poderío de Francia y de Luis XIV.
1683: en unos departamentos, prohibidos para todo aquél que no estuviera autorizado, los arquitectos y los decoradores habilitaron unos gabinetes y salones destinados a la conservación de las obras maestras y las colecciones del rey. En el "Salón Oval", el gabinete de los Cuadros y el Salón de las Conchas en el que se exponían toda clase de objetos de arte y curiosidades, en las paredes colgaban los cuadros de la colección real. Estas salas formaron parte de los departamentos de las Colecciones que terminaban en el "Salón de las Medallas". Según la descripción de Mademoiselle de Scudéry, este último estaba iluminado por medio de dos arañas de cristal de roca y en él se podían ver:
• Unos grandes jarrones tallados adornados con oro y diamantes
• Bustos y figuras antiguas
• Una nave de oro guarnecida de rubís y diamantes (era la gran nave de Luis XIV que fue pintada en el plafón del Salón de la Abundacia)
• Porcelanas de China y de Japón
• Unas jarras de ágata, esmeraldas, turquesas, jade de Alemania y de Oriente, de coral, etc.
• Unas figuras grotescas de perlas, esmeraldas, rubís y ágata
• Cuadros, espejos
• Estatuas de animales antiguos
• Un gran vaso de jaspe de óvalo irregular que sirvió para el bautizo de Carlos V


Cámara del Rey.


Cámara del Rey.
Una parte de estos tesoros fue llevada, por orden de Luis XV, al salón de las Medallas de la Biblioteca de París, el resto se perdió durante la Revolución francesa. La galería de Apolo, en el Louvre, guarda algunas de las piezas de la colección de Luis XIV, jarras de cristal de roca o materias preciosas (jaspe, coral, etc.) y pequeños objetos de bronce.
En 1683 se cerró a causa de la muerte de Maria Teresa y de Colbert. La intendencia de los edificios pasó a manos de Louvois, que no apreciaba la obra de Le Brun e introdujo a Mignard en Versalles.
1684: el departamento de las colecciones se amplió con la anexión del departamento de Montespan, transformándose en una pequeña galería que decoró Mignard, quien encontró la ocasión de rivalizar con Le Brun. Mignard pintó los plafones inspirándose en el tema de Apolo y de Minerva, decoró asimismo los plafones de los dos pequeños salones de la galería. El suelo era de madera de boj y las paredes estaban cubiertas de ricas tapicerías. Como la colección de obras maestras era considerable, los cuadros se iban exponiendo de forma rotatoria. En este lugar el rey pasaba muchos ratos contemplando el cuadro de la Gioconda.
1685–1689: una verdadera fiebre constructiva dio paso a
• El Invernadero, que reemplazó al que había construido Le Bau. Se plantaron 3.000 arbustos y 150.000 plantas ornamentales cada año.
• Las caballerizas
• El Gran Común
• El ala norte para los cortesanos
La construcción de las alas norte y sur amplió las fachadas de Le Vau. Vistos desde los jardines, los tres edificios distintos componían un conjunto armonioso. La fachada medía 670 m. Los dos nuevos edificios acogían a las Princesas y a los cortesanos, las caballerizas, las carrozas, los servicios generales y el alojamiento de los criados. La Gruta de Téthys fue derruida.
Dos años después de instalada la corte, 22.000 a 30.000 obreros (según la disponibilidad de los regimientos) y 6.000 caballos se sumaron a las diferentes obras de Versalles. Se levantó una colina para cimentar los 680 m de longitud del palacio. Se plantó un bosque entero. Mansart coordinó todos los trabajos. La factura total ascendió a unos 80 millones de libras. En caso de accidente de trabajo fueron previstas las indemnizaciones siguientes:
• 30 a 40 libras por un brazo o una pierna rota
• 60 libras por un ojo reventado
• 40 a 100 libras para la viuda en caso de muerte
La aldea de Versalles se transformó en una verdadera villa que se construyó alrededor del palacio y de los jardines. Los 5.000 cortesanos edificaron unos hotelitos en los que se alojaron sus servidores y sus pertenencias. Tabernas y posadas contribuyeron a darle vida a una población que no cesaba de crecer; tenía 70.000 habitantes antes de la Revolución.
1686: Le Brun terminó la decoración de la Galería de los Espejos. Tuvo lugar la Audiencia de los embajadores del rey de Siam.
1687: el rey se cansó del Trianón de porcelana. Mansart edificó en el mismo lugar un pequeño palacio de mármol y pórfiro: el Gran Trianón. Luis XIV vigiló tan de cerca los trabajos que parecía ser el verdadero arquitecto de la obra.
1689: en el nuevo Versalles, se accedía a los departamentos de la reina por medio de una escalera de mármol llamada la "Escalera de la Reina". El rellano daba acceso a las dos Salas de la Guardia de Corps, después estaba la Antecámara, el Gran Gabinete y la Cámara que daba al Salón de la Paz. Este conjunto componía la fachada sur edificada por Le Vau.
Los nuevos departamentos del rey se edificaron alrededor de la Corte de Mármol. Los departamentos oficiales llamados "Departamentos del Rey" ocupaban las alas sur y oeste del palacio de Luis XIII, y el "Departamento interior" se hallaba en el ala norte. El departamento del rey lo componían siete piezas, la última se unía con el Departamento Interior. En el centro del palacio se instaló el Salón del Rey (futura cámara de Luis XIV), y terminaba con el Gabinete del Consejo y el "Gabinete de las Thermes" o de las "Pelucas" (dos estancias situadas donde se halla el actual Salón del Consejo).
1700: el duque de Anjou, bisnieto de Luis XIV, fue proclamado rey de España con el nombre de Felipe V de España.
1701: transformación de los Departamentos del Rey. La cámara del rey se situó en el centro del palacio. La antecámara y la cámara de (1689) fueron unidas para formar la "Cámara del ojo de buey". Estas estancias fueron magníficamente amuebladas y cubiertas con tapicerías. Los plafones, sin pintar, formaban vastos luquetes (casquete esférico que forma la bóveda vaída) blancos.
1710: se terminó la construcción de la Capilla Real edificada por Robert de Cotte, que señalaría el fin del reinado de Luis XIV. Las proporciones del palacio y su decoración fueron una de las joyas de su reino.
1715: el 19 de febrero Luis XIV, que llevaba un hábito de satén constelado de diamantes, recibió a los embajadores de Persia en la Galería de los Espejos.
A últimos del mes de agosto, una muchedumbre desacostumbrada se adentró, en silencio, en los departamentos del soberano. La Corte de Francia acudió a presenciar la muerte del rey y rendirle honores en una última ceremonia.
1715: el 1 de septiembre, a las ocho de la mañana, el rey Sol se murió. Tenía 77 años y reinó durante 72. Su muerte puso fin al "Gran Siglo" que Voltaire denominó el siglo de "Luis el Grande".
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