Ubicada en el departamento de Antioquia en Colombia, la hacienda Nápoles es una gigante área, en donde diversas especies animales viven en su ecosistema. También en ella hay atracciones como una simulación ficcional de un parque jurásico, un coliseo, una portentosa casa, ruinas de una colección de autos y una pista de aviones. La Hacienda Nápoles fue construida por el afamado capo colombiano Pablo Escobar, a quien fue confiscada en los años ochenta. Actualmente es un parque de atracción.
La cuantiosa población animal que vive en los terrenos de la Hacienda Nápoles ha sido, desde sus inicios, uno de sus mayores fortunas. Cuando pertenecía a Escobar, la hacienda contaba con más de 1500 especies animales. Sin embargo, muchas de estos ejemplares fueron disipándose cuando Escobar comenzó a ser acosado por las autoridades colombianas. De esta manera, varios hipopótamos comenzaron a vivir salvajemente, lo que provocó que algunos machos partieran a internarse en la selva. Otros animales murieron por falta de cuidados y algunos fueron robados.
Trabajos de rehabilitación de la Hacienda Nápoles y lo que ella contiene, han logrado recuperar, a modo de zoológico abierto al público, varios grupos de animales, que viven en sus ecosistemas. Así, hoy en la Hacienda Nápoles se puede encontrar un completo acuario con ejemplares acuáticos colombianos, un mágico mariposario, un mundillo de reptiles, una comunidad de hipopótamos, y dos elefantes recientemente confiscados a un circo, entre otras variedades de fauna, como diversas familias de pájaros.
No obstante, ni el zoológico ni el parque jurásico han sido hasta ahora las mayores atracciones para los turistas, quienes ansiosos visitan la hacienda en busca de la mansión en donde el mítico narcotraficante pasaba temporadas con amigos y familiares. Los visitantes llegan con los sentidos abiertos, quizás para hacer vívidas las diferentes historias y tramas que se habrán desarrollado en la Hacienda.
Historia de la hacienda Napoles
Fue adquirida en 1978 por Pablo Escobar y sus primos Jhonny Bedoya Escobar y Luis Bedoya Escobar. Tenía una extensión de 7400 Acres (2.995 hectáreas). De inmediato se iniciaron una serie de obras que tenían como objetivo embellecer el lugar, donde se construyeron enormes edificios: hoteles de lujo con decenas de habitaciones, carreteras, seis piscinas, 20 lagos artificiales, una pista de aterrizaje de aviones donde podía despegar un avión Hércules, helipuertos, hangares, y una exótica arborización que incluía palmeras gigantes y establos con caballos.El logotipo de la hacienda fue una avioneta monomotor sobre su portada de acceso, que fue la misma en la que Escobar envió su primer cargamento de cocaína a los Estados Unidos, o al menos una replica exacta de ella, ya que éste afirmó en una entrevista al periodista Germán Castro Caycedo que la original se perdió en el mar con un cargamento de droga.
Para su inauguración Escobar reunió a toda su familia que incluía tíos y primos; además contrató un equipo de televisión extranjero para realizar un documental al respecto. La reunión se dio en la navidad de 1978.
En la hacienda Nápoles había una plaza de toros, carros de carreras, motos náuticas, motocicletas para paseos turísticos, además de un Chevrolet modelo 1934 al que se le había llenado de balazos para hacerlo parecer al de los legendarios delincuentes Bonnie y Clyde o Al Capone, a quien el narcotraficante admiraba.Contaba con un importante zoológico, con rinocerontes, elefantes, camellos, hipopótamos, cebras, jirafas, grullas, impalas, venados, dantas, canguros, flamencos, avestruces, una pareja de loras negras únicas en el mundo, entre otros, eran exhibidos allí, aunque de acuerdo a Roberto Escobar, hermano del capo, no se incluyó ningún animal feroz como depredadores o serpientes.
La hacienda, que fue valuada en 63 millones de dólares, era un hotel de lujo que además de ser el sitio de reunión de los líderes del cartel de Medellín, Gonzalo Rodríguez Gacha, Carlos Lehder, los Hermanos Ochoa Vásquez, etc., fue sitio de reunión y descanso de miles de visitantes, vinculados o no, a los negocios del cartel.
Se solía celebrar las festividades decembrinas contratando orquestas y conjuntos musicales de reconocimiento internacional; incluso se rumoró de una visita de los Rolling Stones.
Los rumores sobre lo que ocurría al interior de esta propiedad son múltiples y diversos; se comenta de torturas y asesinatos, ajustes de cuentas, pero también de orgías en las que se llevaban jovencitas que no sobrepasaban los 20 años que hacían competiciones de carreras al desnudo o trepaban a los árboles para deleite de visitantes y anfitriones.
Se sabe que en una ocasión Carlos Lehder asesinó con un disparo de R-15 a un escolta de Escobar por una disputa amorosa, y que en otra oportunidad Escobar ordenó atar de pies y manos a un mesero y arrojarlo a la piscina, donde murió ahogado, cuando descubrió que éste estaba robando cubiertos de plata.
Más allá de esto la hacienda es por si misma el reflejo del ascenso y caída de Escobar y del cártel de Medellín; desde 1978 estuvo en su apogeo pero en 1984, tras el asesinato del ministro de justicia Rodrigo Lara Bonilla, la familia Escobar se refugió en Panamá, motivo por el que se le descuidó parcialmente. El regreso posterior de Escobar marcó un nuevo periodo de auge, que se prolongó aún en la época del Narcoterrorismo, cuando las fuerzas de seguridad del Estado asediaron al Cartel de Medellín. Sus propietarios no pudieron regresar a ella; en 1991 se dio la entrega y en 1992 la fuga de el bananero a la justicia, en este tiempo algunos animales fueron recogidos por zoológicos de todo el país y la propiedad fue varias veces ocupada por la fuerza pública. Tal vez esto la preservó de la acción de Los Pepes, pero no del abandono tras la muerte de Escobar en diciembre de 1993. Sus centenares de empleados se fueron, algunas pertenencias fueron robadas, otras, condenadas al olvido; la hacienda quedó en ruinas tras la entrada de saqueadores buscando guacas y caletas repletas de dinero, los cuales al final salieron con las manos vacías; la selva cubrió gran parte de la gigantesca finca, los hipopótamos se volvieron salvajes y continuaron habitando los lagos, aunque continuamente se ha hablado del escape de estos paquidermos posiblemente al Río Magdalena. Gracias a la ley de extinción de dominio, la propiedad pasó a ser del Estado colombiano. También ha recibido desplazados de la violencia y en el gobierno de Álvaro Uribe Vélez se remataron partes de la finca y se realizaron proyectos para edificar cárceles, parques, urbanizaciones y otros proyectos de interés nacional.
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