jueves, 7 de agosto de 2014

Jairo, alias "el cholo".

Jhon Jairo Posada Valencia, alias "Titi", "el chili" o "el cholo", era uno de los hombres más cercanos a Pablo Escobar y de tal confianza que muchas veces actuaba como el doble del capo.
Ninguno de los muchos expertos en narcotráfico, historiadores, periodistas, ni la Policía Antidroga colombiana, ni siquiera los principales expertos de la DEA americanos, pueden afirmar con absoluta seguridad que fue de la vida de este delincuente, especialmente sus últimos días.
Después de su captura en los Apartamentos Alejandría, en El Poblado, delatado por una de sus exmujeres, los medios dejaron de hablar de él, pero se dice que el "Titi" salía de la cárcel de La Catedral cada vez que Escobar lo necesitaba para enviar algún "mensaje", hasta que un día, a mediados de los años 90, simplemente desapareció.

los sicarios de Pablo Escobar (wikipedia)

Lugartenientes y Sicarios de Pablo Escobar
John Jairo Arias Tascon “Chiruza” o “Pinina”:
A los 29 años, era jefe de 2000 sicarios en Medellín y de la escolta de Pablo Escobar. Hombre de confianza de “El Patrón”, “Chiruza” tenía una larga amistad con él, llegando a ser el quinto en la Jerarquía de la organización, con el ala militar del cartel bajo su mando. Su niñez transcurrió en medio de la pobreza y la violencia de los barrios marginales de Medellín. Antes de los quince años ya conocía muchos de los secretos del oficio. Había sido raponero a los 12, pandillero a los 14 y a los 15 hizo sus primeros trabajos como sicario.
Era, para entonces, uno de esos adolescentes que iba a recibir entrenamiento en las escuelas de pistoleros, en las afueras de Medellín. Su sangre fría, su instinto para matar y el arrojo demostrado en los entrenamientos contrastaban con su figura frágil y, más aún, con la voz chillona que le valió los apodos de “Pinina” y “Andrea”, pues encontraban su tono parecido a la de la actriz argentina Andrea del Boca. Muy rápidamente ascendió en la jerarquía del sicariato, y ayudado por el conocimiento que tenía de las gentes de la comuna, recluto gran cantidad de jovenes para dichas actividades delincuenciales.
Por eso, el primer magnicidio del cartel, el asesinato del ministro Rodrigo Lara Bonilla, se le encomendó a él. Fue él quien contrató y pagó a Byron de Jesús Velásquez, Iván Darío Guizao Alvarez y a los demás integrantes de la banda que cometió el asesinato en abril de 1984. Vinculado ademas con los crimenes de Antonio Roldán Betancur, del coronel Valdemar Franklin Quintero, del procurador Carlos Mauro Hoyos, del periodista Jorge Enrique Pulido y en los atentados al edificio del DAS y al avión de Avianca, que dejaron cerca de doscientas víctimas mortales.
Dirigio en abril – junio de 1990 la oledada de ataques que causaron cientos de muertos en todo el pais. Murió el 14 de junio de 1990, en un operativo de la Policía cuando se encontraba en su apartamento del Barrio El Poblado, en compañía de su esposa y de su hija de seis meses.17
Mario Castaño Molina ” El Chopo”:
A la muerte de “Tyson” se convirtió en el último jefe militar del Cartel. Sanguinario y ambicioso, Castaño servía de enlace entre Escobar y el ala militar y financiera de la organización. Era comandante, además, de numerosas bandas de sicarios y coordinó varias de ellas para asesinar a decenas de policías en Medellín. Responsable tambien de la purga al interior de la cupula que le costó la vida a los Hermanos Galeano y Moncada. Fue abatido en su apartamento por la Policía el 19 de marzo de 1993. Sorprendido mientras dormía sin camisa, se enfrentó a los uniformados y recibió 48 impactos de bala en el tiroteo.
Brances Alexánder Muñoz Mosquera “Tyson”:
Hijo de una familia de evangélicos y de un ex-policía. Tyson pasó a ser hombre de confianza de Pablo Escobar en 1988 a través de varios enlaces de la organización, entre ellos su hermano alias La Quica. Muñoz es señalado como uno de los hombres que dirigió el grupo de hombres que en diciembre de 1989 dinamitó el cuartel general del DAS, instaló dos carros-bomba en los barrios Quirigua y Niza, y voló un avión de Avianca con 107 pasajeros. A su organización se le sindica, además, del asesinato de cuarenta policías en Medellín en 1990 y de haber dirigido personalmente la matanza de la hacienda Los Cocos, en Candelaria (Valle), donde murieron acribilladas 19 personas que asistían a un encuentro de fútbol aficionado en septiembre del mismo año. Murió el 28 de octubre de 1992 a manos de la Policía, que ingresó con explosivos a la vivienda donde se hallaba en compañía de dos mujeres. Tyson logró hacer dos ráfagas con una subametralladora MP5, antes de caer abatido por 18 impactos de bala. Se le sindicaba de al menos 700 homicidos.18
Dan Denys Muñoz Mosquera “La Quica”:
Hermano de alias Tyson, era señalado por la Policía como jefe del ala terrorista del Cartel en conjunto con sus hermanos. Había protagonizado, el 2 de agosto de 1988, una espectacular fuga de la cárcel de Bellavista, en Bello. Manejaba un grupo de 140 sicarios al servicio de Pablo Escobar y estaba sindicado por las autoridades de dirigir el asesinato de medio centenar de policías y la colocación de una decena de carros-bomba. Es capturado por el Ejército en la zona rural del municipio de San Rafael, al oriente de Antioquia el 7 de enero de 1991. Se fugó de la cárcel La Modelo en abril del mismo año y posteriormente viajaría a EE.UU, donde la DEA lo retuvo el 26 de septiembre de 1991 en la calle 103 de Queens, Nueva York. Está condenado a 5 cadenas perpetuas.19
Jhon Jairo Velasquez Vásquez “Popeye”:
Jefe de sicarios de Pablo escobar y su hombre de confianza. Prestó servicio militar en la Marina colombiana y se enroló desde 1986 en el Cartel de Medellín como conductor y guardaespaldas del capo. Fue ascendiendo dentro de la jerarquía de la organización narco-terrorista y participó en el secuestro de Andrés Pastrana y el asesinato del Procurador Carlos Mauro Hoyos en enero de 1988. Acusado además de otros 250 asesinatos. Tras participar en la muerte de los Galeano y los Moncada, se fugó de la cárcel La Catedral, para finalmente entregarse a las autoridades junto a Roberto Escobar Gaviria y Otoniel de Jesús González Franco “Otto”, el 9 de octubre de 1992.
Luis Carlos Alzate Urquijo “Arete”:
Hijo de la esposa de Roberto Escobar, estaba sindicado de terrorismo y sicariato. Vinculado por la inteligencia policial a la acción terrorista contra el Departamento Administrativo de Seguridad (DAS) y al atentado del teatro Lioli, dirigido a una patrulla del Cuerpo Élite. Se convirtió en una prioridad del Bloque de Búsqueda a raíz del carro bomba que estalló 21 de enero de 1993 en la calle 72 con carrera séptima., en el norte de Bogotá, hecho que fue adjudicado a la banda que él dirigía. Tras perder a dos de sus más importantes hombres: Leonardo Rivera “Leo” y Carlos Mario Ossa Salazar “El Canoso”, se entregó a las autoridades el 17 de febrero de 1993. Declaro ser el autor material del atentado al avion de Avianca, ocurrido en Noviembre de 1989.20
Jhon Jairo Posada Valencia “Tití”:
Uno de los hombres más cercanos a Pablo Escobar y que actuaba como el doble del capo. Responsable del asesinato del coronel Valdemar Franklin Quintero el 18 de agosto de 1989, y de la oleada terrorista de noviembre-diciembre de 1992 que dejó 70 policías y 9 civiles muertos en Medellín. Detenido el 30 de Diciembre de 1992 cuando se encontraba en compañía de sus familiares en un apartamento del conjunto Bloques de Alejandría, en El Poblado. Al momento de su captura, le fueron decomisadas siete subametralladoras, dos mini Uzi, dos fusiles, entre ellos un R-15 y uno Auge, y dos escopetas.21
Otoniel de Jesús González Franco “Otto”:
Lugarteniente de “El Patrón”, dirigía una banda de sicarios al servicio del cartel. González se sometió por primera vez a la justicia colombiana el 19 de junio de 1991, junto con Pablo Escobar. Fue, además, uno de los ocho hombres que acompañaron al capo en su fuga de La Catedral, el 22 de julio de 1992. El 9 de octubre de 1992 se sometió a la justicia por segunda vez, en compañía de Roberto Escobar “Osito” y de John Jairo Velásquez Vásquez “Popeye”. Liberado en 2001 tras pagar 8 años de prisión, fue asesinado en febrero de 2002.
Hernán Darío Henao “HH”:
Jefe de seguridad del cartel de Medellín, conocido como HH y primo de la esposa de Pablo Escobar, María Victoria Henao. Era el confidente del capo y su principal asesor. Se encargó de financiar con dineros del narcotráfico entre 1984 y 1988, las autodefensas del Magdalena medio, y puso esas organizaciones al servicio de su patrón y de José Gonzalo Rodríguez Gacha “El Mexicano”, para mantener asi abierto el cordón del Magdalena medio entre Cundinamarca y Antioquia. Durante esa misma época, ingresó a la organización como testaferro, para controlar laboratorios que el Cartel tenía establecidos en esa zona del país. Posteriormente durante los primeros años de la guerra contra los narcotraficantes entre 1989 y 1990 se convirtió en uno de los hombres de mayor confianza de Escobar para la administración de la Hacienda Nápoles, situada en Puerto Triunfo, en donde fue además jefe de personal. En 1990, en desarrollo de la Operación Cocorná II , Henao fue capturado con otros 27 hombres a quienes se les decomisó armas, explosivos y dinero.
Durante esa operación, de la que escaparon Escobar y Jorge Luis Ochoa, Henao dispuso los grupos de evacuación que a la postre permitieron la fuga de los dos narcotraficantes. Tras su detención, fue trasladado a la Cárcel Nacional Modelo de Bogotá, y puesto en libertad posteriormente por un despacho judicial. Desde la fuga de Escobar de La Catedral el 22 de julio de 1992, HH tenía el control sobre la caja menor del jefe del Cartel y sobre los sistemas de seguridad y de movilización del capo. Estaba encargado además de la cobertura y la preparación de las caletas empleadas por Escobar para ocultarse. Luego de la muerte de Brances Muñoz Mosquera, Tyson , en octubre de 1992, Henao intentó reconstruir el ala militar que dirigía el terrorista, y agrupó a cinco de sus hombres para organizar las acciones contra diferentes objetivos. Fue abatido por la Fuerza Pública el 1 de marzo de 1993 en el barrio Laureles de Medellín, tras un intenso tiroteo con policías y soldados que se prolongo varios minutos.22
Johny Rivera Acosta “El Palomo”:
Uno de los comandantes del ala terrorista del Cartel de Medellín, hombre de confianza de Pablo Escobar Gaviria y experto francotirador. Jefe de seguridad hasta su entrega el 28 de junio de 1991. Un año mas tarde, el 22 de julio de 1992, escapo de La Catedral en compañía de su Patron. Profugo de la justicia, se refugio en un principio en Manizales, tratando de evadir a las autoridades, para posteriormente trasladarse a Medellín y a Itaguí, donde fue localizado por los efectivos del Bloque de Búsqueda, a las 2:30 de la mañana del 27 de Noviembre de 1992. 200 uniformados apoyados por helicópteros artillados de la Fuerza Elite y dos blindados tomaron parte en la operacion que se prolongo por casi media hora. Al final de un intenso intercambio de balas, Rivera y los 2 sicarios que le servian de escoltas resultaron muertos. Se le acusaba de haber pagado a grupos de pistoleros más de 100 millones de pesos por el asesinato de 38 agentes de la Policía en Medellín, en represalia por la muerte de Brances Muñoz, “Tyson”. Ademas habia sido responsabilizado del ataque con carro-bomba en las cercanias de la plaza de toros La Macarena en febrero de 1991.
Juan Carlos Ospina Alvarez “Enchufe”:
Jefe de sicarios del Cartel de Medellin, responsable de la activación de numerosos carros bomba en la capital antioqueña y del ataque a miembros de los organismos de seguridad. Vinculado por las autoridades al secuestro del entonces candidato a la Alcaldía de Bogotá, Andrés Pastrana en 1988, de haber participado en la muerte del jefe de inteligencia de la Policia en Medellín, capitán Fernando Posada Hoyos en diciembre de 1992, y en la muerte del periodista Jorge Enrique Pulido. Muerto el 12 de enero de 1993 en un operativo del Bloque de Búsqueda, junto a otro miembro del Cartel, Byron Arcila Valdés.
Victor Giovanni Granada “La modelo” o “El zarco”:
Sicario del Cartel de Medellin y segundo hombre en la organización de alias “Arete”. Aunque se le conocian pocos antecedentes, las autoridades lo sindicaban de ser uno de los pistoleros que junto con Brances Muñoz Mosquera “Tyson”, Mario Castaño Molina “El Chopo” y Sergio Alfonso Ramírez “El Pájaro”, secuestraron y asesinaron a varios jefes del Cartel de Medellín por orden expresa de Pablo Escobar Gaviria, entre ellos algunos miembros de las familias Moncada y Galeano y a Walter Elkin Estrada, guardaespalda de los segundos. Fue abatido por la Policia el 16 de Enero de 1993, cuando se enfrentó a 20 uniformados, momentos después de haberse bajado de un Renault 6 azul en la calle 44 con carrera 65 en Medellin.
David Ricardo Prisco Lopera “Richard”:
Delincuente comun, jefe de la banda antioqueña de Los Priscos. Miembro de una familia de sicarios al servicio del Cartel de Medellín, tenia un largo prontuario criminal a cuestas, a pesar de su particular vocación religiosa: sindicado de participar en varios de los magnicidios que sacudieron a Colombia durante los años ochenta, Prisco y sus hermanos mandaron a levantar con el dinero recibido por sus primeros crímenes una estatua de la virgen del Carmen en su vieja casa del barrio Aranjuez. Prisco tenía un contacto muy cercano con el jefe del Cartel de Medellín. Capturado en Pereira en 1980 por la Policía, tras recuperar su libertad, fue reclutado por orden expresa de Pablo Escobar Gaviria e incorporo más de 300 hombres para la ejecución de secuestros, atentados terroristas y asesinatos. Vinculado a los asesinatos del ministro de Justicia, Rodrigo Lara Bonilla, del director de El Espectador, Guillermo Cano Isaza; del magistrado Hernando Baquero Borda; del juez Primero Superior, Tulio Manuel Castro Gil; del procurador Carlos Mauro Hoyos, del gobernador de Antioquia, Antonio Roldán Betancur; del coronel Valdemar Franklin Quintero y del coronel Jaime Ramírez Gómez. Fue alcanzado por el brazo de la Policía Elite el 22 de enero de 1991, al ser sorprendido en una mansión del barrio Conquistadores al occidente de la capital antioqueña. Cerca de 100 uniformados acordonaron la casa y se enfrentaron al cabecilla de la banda y a su primo, Vidal de Jesús Osorio Valencia dandoles de baja. Su muerte provoco una fuerte respuesta de Los Extraditables que asesinaron en represalia a Marina Montoya pocos dias despues.23
Armando Alberto Prisco Lopera:
Hermano del anterior y su segundo al mando dentro de la organizacion delicuencial. Juntos asumieron el manejo total del ala terrorista del Cartel de Medellin después de la muerte de Jhon Jairo Arias, Pinina, de Gustavo de Jesús Gaviria y Abraham, otro primo de Escobar. Cayo el mismo dia que su hermano en un operativo del Cuerpo Elite el 22 de enero de 1991, en la vereda Cabecera, de la inspección de Llano Grande del municipio de Rionegro (Antioquia). Murio junto a sus escoltas, Rodolfo de Jesús Rivas y Héctor Darío Molina Pérez.23
José Rodolfo Prisco Lopera:
Segundo cabecilla maximo de Los Priscos, luego de la muerte de su hermano y primer jefe de la banda delicuencial, Eneas Prisco Lopera alias El Negro, muerto en 1986 en el barrio Campo Valdés de Medellín. Entro muy pronto a servicio del Narcotrafico y participo en sus actividades terroristas. Eliminado el 31 de julio de 1987, por el DAS en Bogotá.23
Jaime Eduardo Rueda Rocha:
Natural de Yacopí (Cundinamarca), milito primero en la guerrilla de las Farc, antes de desertar para convertirse en su pueblo natal, en jefe de un grupo de “pájaros” o sicarios conocidos como “los Negritos”. Fue formando parte de dicha banda delicuencial que conoció a Gonzalo Rodríguez Gacha, y entro a su servicio. Seria posteriormente enviado al Magdalena Medio para recibir entrenamiento del mercenario israelí Yair Klein. En 1989 fue encargado por “el Mexicano” de dirigir el asesinato del lider liberal Luis Carlos Galan. Con 70 hombres bajo su mando, se infiltro en la manifestacion politica del 18 de agosto de 1989 en Soacha (Cundinamarca), y con una ametralladora Mini Atlanta 380, entregada por sus socios de Medellin sego personalmente la vida del candidato a la presidencia disparandole una rafaga por debajo del chaleco anti-balas. El 20 de septiembre de 1989, un mes después del atentado, la Policía capturó al sicario junto con otros tres hombres: su medio hermano Evert Rueda Silva, y los hermanos Jaime y Enrique Chávez. Posteriormente, se fugaria de la penitenciaría La Picota el 18 de septiembre de 1990 y huiria al Magdalena Medio, donde armo su propio grupo paramilitar con 150 hombres en armas, moviendose por la región de Puerto Bogotá, Yacopí, Honda, La Dorada, Patevaca y Llano Mateo. En marzo de 1992, Rueda Rocha asesino, desmembro y arrojo al Rio Magdalena, al alcalde de Puerto Boyacá, Gustavo Londoño, y a las cuatro personas que lo acompañaban en un paraje rural cerca de Honda. Ubicado por un informante, fue sorprendido por 15 miembros del GOES en el restaurante La Variante, a dos kilómetros de Honda, a las 5:30 de la mañana del 23 de abril de 1992. Rueda Rocha y los 6 escoltas que lo acompañaban abrieron fuego, desatando un tiroteo que se prolongo por espacio de media hora. Al final el asesino de Galán cayó abatido a 15 metros de la mesa donde estaba sentado, cuando intentaba saltar por una alambrada y huir. Tambien resultaron muertos todos sus guardaespaldas y un policia.24
Jorge Enrique Velásquez “El Navegante”:
Natural de Buenaventura y propietario de una modesta compañía naviera en Cartagena. Se convirtio en hombre de confianza de Rodriguez Gacha a traves del envio de cargamentos de droga al exterior y de la importacion de armas para sus ejercitos paramilitares. Traiciono a su jefe y revelo a la Policia el paradero del legendario narcotraficante en la costa caribe de Colombia. Tras la muerte de su antiguo jefe fue perseguido por el cartel de Medellin y por Pablo Escobar que puso precio a su cabeza. Finalmente se refugio en EE.UU.
Luis Fernando Zabala Alvarez:
Ingeniero electrico, convertido en explosivista del Cartel de Medellin y encargado de armar las bombas. Luego de la muerte de Pablo Escobar paso al ELN asesorandolo en dicha materia, hasta ser capturado y asesinado por Carlos Castaño.
José Heber Rueda Silva:
Medio hermano de Jaime Eduardo Rueda Rocha. Fue sindicado por el DAS, pocos dias despues del asesinato de Galán como uno de los presuntos autores materiales del crimen. También existían acusaciones de haber participado en el atentado contra el general Miguel Maza Márquez; además aparecía comprometido como presunto miembro del grupo criminal que asesinó al dirigente sindical Teófilo Forero, y figuraba en la lista de implicados en el atentado contra las instalaciones de El Espectador. Detenido junto a su hermano, permanecio en prision y fue asesinado el 21 de junio de 1992 en la cárcel Modelo de Bogotá.
Leonardo Rivera Rincon “Leo”:
Muerto el 4 de febrero de 1993 durante una acción del Cuerpo Elite. Sicario del Cartel y enlace de Carlos Alzate Urquijo “Arete”, con Escobar. Leo controlaba una organización de veinte pistoleros a sueldo que operaba en el barrio Buenos Aires de Medellín. Pertenecía al grupo de bandas de sicarios que manejaba “El Zarco”.
Sergio Alfonso Ramírez Muñoz “El Pájaro”:
Jefe de un grupo de sicarios que operaban en el centro del pais. Encargado de los secuestros de Maruja Pachon de Villamizar y Beatriz Villamizar de Guerrero, y del asesinato de Marina Montoya, hermana del ex-secretario general de Presidencia German Montoya. Capturado el 30 de septiembre de 1992 en una acción que culminó con la muerte de un sargento de la Policía en el edificio Mompox, de Medellín. Hombre de confianza de la familia de Escobar. Está sindicado de ser uno de los hombres del ala terrorista que controla Brances Muñoz Mosquera “Tyson”.
El Limon
El Negro Pabon

Hacienda Nápoles (wikipedia)

Hacienda Nápoles es el nombre que recibe una extensa y lujosa propiedad rural, ubicada en el municipio de Puerto Triunfo, Antioquia, República de Colombia. Se encuentra en el valle del río Magdalena, y es reconocida como símbolo del éxito del Cartel de Medellín y, específicamente, de su propietario Pablo Escobar.
Ubicada en el departamento de Antioquia en Colombia, la hacienda Nápoles es una gigante área, en donde diversas especies animales viven en su ecosistema. También en ella hay atracciones como una simulación ficcional de un parque jurásico, un coliseo, una portentosa casa, ruinas de una colección de autos y una pista de aviones. La Hacienda Nápoles fue construida por el afamado capo colombiano Pablo Escobar, a quien fue confiscada en los años ochenta. Actualmente es un parque de atracción.
La cuantiosa población animal que vive en los terrenos de la Hacienda Nápoles ha sido, desde sus inicios, uno de sus mayores fortunas. Cuando pertenecía a Escobar, la hacienda contaba con más de 1500 especies animales. Sin embargo, muchas de estos ejemplares fueron disipándose cuando Escobar comenzó a ser acosado por las autoridades colombianas. De esta manera, varios hipopótamos comenzaron a vivir salvajemente, lo que provocó que algunos machos partieran a internarse en la selva. Otros animales murieron por falta de cuidados y algunos fueron robados.
Trabajos de rehabilitación de la Hacienda Nápoles y lo que ella contiene, han logrado recuperar, a modo de zoológico abierto al público, varios grupos de animales, que viven en sus ecosistemas. Así, hoy en la Hacienda Nápoles se puede encontrar un completo acuario con ejemplares acuáticos colombianos, un mágico mariposario, un mundillo de reptiles, una comunidad de hipopótamos, y dos elefantes recientemente confiscados a un circo, entre otras variedades de fauna, como diversas familias de pájaros.
No obstante, ni el zoológico ni el parque jurásico han sido hasta ahora las mayores atracciones para los turistas, quienes ansiosos visitan la hacienda en busca de la mansión en donde el mítico narcotraficante pasaba temporadas con amigos y familiares. Los visitantes llegan con los sentidos abiertos, quizás para hacer vívidas las diferentes historias y tramas que se habrán desarrollado en la Hacienda.

Historia de la hacienda Napoles

Fue adquirida en 1978 por Pablo Escobar y sus primos Jhonny Bedoya Escobar y Luis Bedoya Escobar. Tenía una extensión de 7400 Acres (2.995 hectáreas). De inmediato se iniciaron una serie de obras que tenían como objetivo embellecer el lugar, donde se construyeron enormes edificios: hoteles de lujo con decenas de habitaciones, carreteras, seis piscinas, 20 lagos artificiales, una pista de aterrizaje de aviones donde podía despegar un avión Hércules, helipuertos, hangares, y una exótica arborización que incluía palmeras gigantes y establos con caballos.
El logotipo de la hacienda fue una avioneta monomotor sobre su portada de acceso, que fue la misma en la que Escobar envió su primer cargamento de cocaína a los Estados Unidos, o al menos una replica exacta de ella, ya que éste afirmó en una entrevista al periodista Germán Castro Caycedo que la original se perdió en el mar con un cargamento de droga.
Para su inauguración Escobar reunió a toda su familia que incluía tíos y primos; además contrató un equipo de televisión extranjero para realizar un documental al respecto. La reunión se dio en la navidad de 1978.
En la hacienda Nápoles había una plaza de toros, carros de carreras, motos náuticas, motocicletas para paseos turísticos, además de un Chevrolet modelo 1934 al que se le había llenado de balazos para hacerlo parecer al de los legendarios delincuentes Bonnie y Clyde o Al Capone, a quien el narcotraficante admiraba.Contaba con un importante zoológico, con rinocerontes, elefantes, camellos, hipopótamos, cebras, jirafas, grullas, impalas, venados, dantas, canguros, flamencos, avestruces, una pareja de loras negras únicas en el mundo, entre otros, eran exhibidos allí, aunque de acuerdo a Roberto Escobar, hermano del capo, no se incluyó ningún animal feroz como depredadores o serpientes.
La hacienda, que fue valuada en 63 millones de dólares, era un hotel de lujo que además de ser el sitio de reunión de los líderes del cartel de Medellín, Gonzalo Rodríguez Gacha, Carlos Lehder, los Hermanos Ochoa Vásquez, etc., fue sitio de reunión y descanso de miles de visitantes, vinculados o no, a los negocios del cartel.
Se solía celebrar las festividades decembrinas contratando orquestas y conjuntos musicales de reconocimiento internacional; incluso se rumoró de una visita de los Rolling Stones.
Los rumores sobre lo que ocurría al interior de esta propiedad son múltiples y diversos; se comenta de torturas y asesinatos, ajustes de cuentas, pero también de orgías en las que se llevaban jovencitas que no sobrepasaban los 20 años que hacían competiciones de carreras al desnudo o trepaban a los árboles para deleite de visitantes y anfitriones.
Se sabe que en una ocasión Carlos Lehder asesinó con un disparo de R-15 a un escolta de Escobar por una disputa amorosa, y que en otra oportunidad Escobar ordenó atar de pies y manos a un mesero y arrojarlo a la piscina, donde murió ahogado, cuando descubrió que éste estaba robando cubiertos de plata.
Más allá de esto la hacienda es por si misma el reflejo del ascenso y caída de Escobar y del cártel de Medellín; desde 1978 estuvo en su apogeo pero en 1984, tras el asesinato del ministro de justicia Rodrigo Lara Bonilla, la familia Escobar se refugió en Panamá, motivo por el que se le descuidó parcialmente. El regreso posterior de Escobar marcó un nuevo periodo de auge, que se prolongó aún en la época del Narcoterrorismo, cuando las fuerzas de seguridad del Estado asediaron al Cartel de Medellín. Sus propietarios no pudieron regresar a ella; en 1991 se dio la entrega y en 1992 la fuga de el bananero a la justicia, en este tiempo algunos animales fueron recogidos por zoológicos de todo el país y la propiedad fue varias veces ocupada por la fuerza pública. Tal vez esto la preservó de la acción de Los Pepes, pero no del abandono tras la muerte de Escobar en diciembre de 1993. Sus centenares de empleados se fueron, algunas pertenencias fueron robadas, otras, condenadas al olvido; la hacienda quedó en ruinas tras la entrada de saqueadores buscando guacas y caletas repletas de dinero, los cuales al final salieron con las manos vacías; la selva cubrió gran parte de la gigantesca finca, los hipopótamos se volvieron salvajes y continuaron habitando los lagos, aunque continuamente se ha hablado del escape de estos paquidermos posiblemente al Río Magdalena. Gracias a la ley de extinción de dominio, la propiedad pasó a ser del Estado colombiano. También ha recibido desplazados de la violencia y en el gobierno de Álvaro Uribe Vélez se remataron partes de la finca y se realizaron proyectos para edificar cárceles, parques, urbanizaciones y otros proyectos de interés nacional.

Cesar, María y el viejo.


Cesar y el viejo (André).
BUENOS AIRES.
JULIO 2013

César miró otra vez al viejo reflejado en el cromado de la cafetera y pensó
- Otro puto aburrido buscando verga.
Era casi la una, el viejo había terminado su cena hacía más de una hora, había pedido café, había pagado hace ya un rato, y no se había movido del sitio.
- Es la hora de cerrar, caballero.
El viejo, que no había dejado de mirarlo fijamente desde que había entrado en el bar, se levantó, se dirigió muy lentamente hacia la puerta y antes de salir del local sonrió teatralmente, como exhibiendo sus dos dientes de oro.
- Nos vemos. - Susurró.
- Andate a la mierda - Pensó Cesar, pero dijo
- Buenas noches.
Un  rato después, después de limpiar y apagar las luces, Cesar cerró el bar, bajó la persiana, cruzó la calle desierta y entonces escuchó los pasos a sus espaldas:
Plas... plas... plas... plas...
Aceleró el paso y al doblar la esquina, esperó.
Pero no pasó nada.
Siguió andando, desconfiado, y al rato otra vez los pasos:
Plas... plas... plas... plas...
No tenía miedo, pero hoy en día hay que ser precavido, la gente está muy loca.
Aceleró y los pasos se aceleraron también:
Plasplás... plasplás... plasplás... plasplás...
Entonces Cesar supo que iba a tener problemas.
Dobló la esquina, cruzó la avenida casi desierta, pero no vio a nadie.
Se acordó del viejo de los dientes de oro y supo que iba a tener problemas.
Pero no fue así.
Cesar llegó a la puerta de su casa, sacó sus llaves, abrió la puerta y entró.
Ya desde la ventana de su habitación, sin encender las luces, Cesar pudo ver que en la esquina, detrás de la cabina de teléfono estaba el viejo, mirando hacia su ventana. Le pareció que estaba escribiendo algo en una libretita.
- ¿Que carajo? - Pensó. - Si ese viejo puto me está buscando me va a encontrar.
Encendió las luces, salió con cuidado de su portal, aprovechando que pasaba el camión de la basura. Dio la vuelta a la manzana casi corriendo y sorprendió al viejo por la espalda.
- ¿Que mierda buscas, maricón?
- Je je... Sos igualito que tu viejo.

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CESAR (su encuentro con André)

Cuando el francés me dijo que me parecía a mi viejo pensé que se estaba burlando de mi, porque según mi madre, él murió antes de que yo naciera. Hace más de 30 años.
Pensé que era una broma de los amigos, o una especie de estafa rara o algo así, pero ese día no estaba yo para bromas y cuando lo agarré por el cuello y lo empujé contra la pared el cabrón se zafó limpiamente. Estaba muy fuerte y ágil para tener esa edad. Entonces, muy despacio, sin quitarme los ojos de encima y sin dejar de sonreir, sacó algo del bolsillo interior de su chaqueta y me lo dio.
Era una foto vieja, muy vieja, en blanco y negro desteñido, doblada en dos y no sé... En la foto había una pareja como de novios, sentados en la terraza de un bar o de un hotel. Él era un tipo de unos 40 años, con un bigotito cuidado, le recordó a Clark Gable en esas películas viejas, pero un poco más gordo y con el pelo engominado y al lado una mujer muy guapa, de unos treinta y pocos años y si...
Era igualita a mi madre.
O como supongo que pudo ser mi madre ahce tanto tiempo.
Detrás de la foto había escrito con lapiz y caligrafía de la de antes:
"Cartagena, Enero 1962. M.G. y C.E."

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María y el pequeño César
Buenos Aires.
Julio 1977

- Mamá... ¿Por que no tengo abuelos, como los otros chicos?
- Si tenés, chiqui. Mi mamá, la abuela Rosa vive en Medellín, con tu tía Anita y tus primos. Pero están muy lejos y no tienen platita para tanto viaje... Y nosotros tampoco. Pero te quieren mucho y cuando hablamos por teléfono siempre preguntan y se preocupan por vos.
Y ya sabés que papá murió antes de que vos nacieras, Cesar.
Muy lejos de acá. En Estados Unidos. En un accidente de avión. Era uno de los mejores pilotos privados de su época, pero falló un motor, los aviones pequeños antes no eran tan buenos como ahora.
Aunque papá y yo nos queríamos muchísimo... ttodavía eramos novios cuando él murió, por eso a los abuelos de papá nunca los conocí. Una pena...
- ¿Y como era papá?
- Era muy parecido a vos, chiqui, muy guapo, muy cariñoso y muy bueno con sus amigos.  Seguro que muchos hubieran dado la vida por él...Y además... era un hombre muy muy fuerte.
Seguro que ahora mismo estará en el cielo, mirándonos a los dos y muy orgulloso de los lindo y estudioso que es su hijo.
Terminá de hacer los deberes y te pongo la leche.

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María y Jairo (como se conocieron)
Cartagena
Verano 1961

María, su prima Carmen y Richar, el hermano pequeño de Carmen, pasean por  el centro de El Espinal, provincia de Tolima.
Las 6 de la tarde. Hace mucho calor.
Jairo pasa lentamente conduciendo un Packard convertible descapotado.
"Color verde como el mar" diría despues María.
- Wau... ¿De dónde sacaste ese carro, chino? - preguntó Richar.
- Trabajando, pendejo. - contestó Jairo. - ¿Se apuntan a un paseito?
- ¿Trabajando? Jajaja... Esa no me la como, compadre... dijo Richar.
- ¿Quien es este mono?. - dijo Carmen.
- Soy Jairo y no quiero ser pesado, lindura... pero este carro es tan grande que me da miedo perderme solo de agacharme a prender la radio. ¡Suban, vamos! Les convido a un helado a las mamis lindas y a ti tambien, güerito...
- Déjenos tranquilas... ¡qué va a decir la gente! - protestó Carmen.
- La gente que diga misa. - dijo bajito María.
Jairo sonrió y casi sin parar la marcha se estiró y abrió la puerta del Packard.


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María
Bs. As.
1972

Al principio no pensé que Jairo fuera en serio. El parecía conocer el mundo entero y yo en cambio no había salido nunca  de el pueblo, bueno, si, solo una vez, de chiquita con mi mamá,  para ir a un hospital cerca de Barranquilla.
Él en cambio... con esa pinta de actor americano. Supuse que tendría muchas novias, pero me dio igual. Pasear con mi prima era siempre lo mismo y yo solo quería hacer algo distinto...
Nos reimos mucho esa tarde pero no pasó nada más. Y pensé que eso había sido todo.
Pero al otro día me vino a buscar a la fábrica y tres días después me trajo unos bombones que había comprado en Nueva York...
Cuando me dijo que nos escapáramos a Cartagena pensé que era una broma.
Pero así empezó todo.




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Cesar y el viejo (André). 2
BUENOS AIRES.
JULIO 2013


- ¿Que mierda es esta? - dijo Cesar, volviendo a doblar la foto y haciendo el gesto de tirarla al suelo.
- Quedátela, es tuya.
- ¿Es una broma? ¿Quien mierda sos?
- Vengo a buscarte. Tu padre te necesita.
Cesar miró fijamente a los ojos al viejo. Hablaba despacio y con claridad. No parecía drogado, ni siquiera borracho. Pero lo que decía no tenía ningún sentido, ni siquiera como broma...
- Mirá, viejo. Ni yo te conozco, ni vos me conocés a mi. Se debe tratar de un error... - hizo una pausa - Vamos a hacer una cosa. Yo me voy a mi casa y vos a la tuya. Ha sido un error. Aquí no ha padado nada.
El viejo volvió a mostrar su sonrisa empalagosa de dientes dorados.
- Entiendo tu sorpresa, Cholito. Pero no hay ningún error, mañana te venís conmigo. - y para recalcar sus palabras, el viejo le puso una mano en el hombro a Cesar.
Entonces Cesar perdió la paciencia. Empujó al viejo contra la cabina de teléfono y con el auricular lo golpeó en la cabeza una, dos, tres veces. Luego lo agarró de la chaqueta, lo sujetó contra el cristal y le rodeó la garganta con el cable.
- Escuchame bien, viejo puto. Me confundís con otro. ¿Entendés? Dejame en paz o te rompo el culo a patadas!
Ya era muy tarde...¿las dos, dos y media de la madrugada? y Cesar estaba cansado de esta historia sin sentido. No tenía nada contra el pobre viejo, pero la situación empezaba a aburrirlo. Casi sin pensarlo empezó a apretar el lazo del cable sobre la garganta del viejo. Este empezó a dejar de resistirse y a ponerse algo pálido. Pero dijo:
- No hay errores, cholito. Te llamás Cesar Acosta, pero ese es el apellido de tu mamá, que murió hace dos años. Trabajás en el turno noche en el Bar La Perla, de la Avenida Maipú, desde los 32 años. Pero te pagan una mierda que apenas te alcanza para pagar el alquiler y la comida. Para los gastos del cohe y alguna fiesta de vez en cuando tenés que hacer algún trabajito extra.
- ¡Maricón! ¡¡Me estuviste siguiendo!!
- Te dijeron que tu papá murió. Era lo mejor para vos. Pero es mentira.
En el momento que Cesar, sorprendido por lo que estaba oyendo, aflojó un poco el cable sobre el cuello del viejo, éste se zafó, lo empujó y puso a Cesar contra la vereda, pisándolo con sus botas sucias.
- No quiero ni puedo hacerte daño, cholito. Si no fueras quien sos, ya te abria dado boleta, creeme. Vamos a tu casa a hacer las valijas.




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domingo, 15 de junio de 2014

apuntes


Lo que hay es lo que hay dijo el Duque, ya entenderás de que estoy hablando.

No te lo vas a pensar y a consultarlo con la almohada  ni pregúntale a tu mama ni
Llamar a tu abogado hazme caso chico. 

Vas a venir conmigo

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Dijo el duque:

- No hagas preguntitas,  lo prohíbe la ley
 

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Morir no es tan malo. Dejas de temer.

Y por ptro lado. Ciando lo has tenido todo y empiezas a 
Dejar de desear, ya estas caso muerto.

Pero lo q no es bueno es q otro hijoputa decida cuando tienes q morir.


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En la capilla un cura los traiciona. La venganza transforma al duque en algo mas malo q el diablo. Ver p 161 salaro miedo paliza, cruz, mazo, imagenes, candelabro, fuego, sotana... Vestidos y prnsamientos negros

- Esto nos va a teaer mala suerte
- Sos supersticioso, cholito?
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Insultar a dios no sirve de nada.
Incluso aunque existiera. Pero ayuda a relajar tensiones

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Meter papagayos


Para beber una botella de chicha de maíz acompañada de mazorca de maíz tostadas de pan de maíz duro y requemado gachas de maíz y un poco de carne seca

ECartel de la costa

Liderado por 
Alberto Orlández Gamboa alias El Caracol
Preguntarle a los personajes porq hacen eso, q piensan. Compararlo con peliculas. nimales o fenomenos naturales. Ver ritmo palaniuk.

Por ej
Hablar con ellos, darle consejos Ten paciencia NO LO MATES... Dale un par de bofetadas para q reaccipne, es humano...

O
No puedes permitirte pensar , corre!!
La paciencia, virtud de los fuertes se pone a prueba en situaciones limites.


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Lo estaquearon, el sol del mediodia le quemaba la piel pero la fiebre parecia q le habia metido 100 soles en la cabeza, u una brasa al rojo vivo debajo de cada ojo, no sabia si los tenia abiertos p cerrados. Porq cerrados seguia viendo el sol. Le costana tragar la lengua seca  y patosa se le oegaba al paladar.


RECORDARCrear una situacion cada 2 paginas.

domingo, 17 de junio de 2012

La "prehistoria" mexicana.


La vida de la mafia en Tamaulipas, Nuevo León y Coahulia, es relatada aquí con base en documentos históricos, reportes confidenciales y testimonios de narcos retirados.

Hace cien años uno de los infortunios en estos pueblos a la ribera del Bravo era ver volar una mariposa negra dentro de la casa. Aún hoy hay gente de campo que se perturba con estos insectos, al igual que con los vuelos nocturnos y el horrible canto de las lechuzas, el cual, se cree, augura desgracia, la mala hora.
Las lechuzas resultan peores que las mariposas negras. Son vengativas y arrancan los ojos a bebés de ciertas mujeres. Contra ellas se dice aquí que no se puede hacer nada, salvo conseguir un hechizo o tener resignación. Las lechuzas son brujas. Para ser vencidas necesitan que las neutralice alguien igual que ellas. Si no, nunca mueren y nunca dejan descansar a sus enemigos.
También dice la leyenda que a Virgilio Barrera le gustaba hablar de lechuzas para provocar miedo en los años veinte, cuando su poder como traficante de mercancía ilegal en Tamaulipas era equiparable al que tenía en esa misma época Al Capone en Chicago.
De Matamoros a Nuevo Laredo, los cronistas de la prensa de aquellos años dan cuenta del crecimiento de retorcidos mezquites con gruesos troncos y abundante follaje que regalaban sombra a los hombres que trabajaban al servicio de Barrera antes de que estos cruzaran a nado el río Bravo para llevar o traer algún producto prohibido.
Algunos mezquites eran plantados y cuidados en el árido camino por la banda “Los pasadores” de Barrera, mientras que a otros mezquites los sembraba el viento, que hacía que volaran azarosamente semillas, dejando que la lluvia ocasional y el sol hicieran el resto.
Con Barrera, vendedor de heroína y morfina, dio inicio la historia del narcotráfico en esta región fronteriza con Texas, la cual está conformada por Nuevo León, Coahuila y Tamaulipas, siendo éste último el estado que acapara la franja colindante con Estados Unidos. El paso del Capone tamaulipeco por estos pueblos dejó un montón de relatos fantásticos como el de la lechuza que solía tener en la sala de su casa para protegerse de sus enemigos.
Pero también quedó registro oficial de sus andanzas en el archivo del Departamento Confidencial de la secretaría de Gobernación, luego de ser capturado en octubre de 1929 por el General García de Alba, jefe del Estado Mayor de la Jefatura de Operaciones Militares de Monterrey de aquellos años.
Traficante de drogas heroícas en N. Lared, Tamps”, se titula el expediente enviado a Felipe Canales, subsecretario de Gobernación. El General García de Alba presenta así a Barrera: "Fue detenido señor Virgilio Barrera quien por denuncio de los señores Julián Garza, Ernesto García y Bruno Álvarez, es quien les provee de drogas enervantes.- Ruégole se sirva informarme si se remite a esa o es consignado en esta plaza al juez de Distrito- Al insertarlo a usted me permito dirigirle atenta súplica a fin de que este individuo sea remitido a las Islas Marías, no solamente por el mal que causa por la venta de drogas, sino también por ser contrabandista reconocido, al que esta jefatura no ha dejado de vigilarlo por las diferentes denuncias que ha recibido contra el expresado sujeto”.


Por esa misma época en la que Barrera es capturado, además de mezquites, se sembraban adormidera y mariguana en la región. La producción nunca alcanzó los niveles que en Sinaloa o Sonora, pero llegó a tal grado que en los setenta, los campesinos del noreste compitieron un par de años con Michoacán, Colima y Guerrero, tres de las entidades en las cuales creció la siembra de enervantes mientras se llevaba a cabo la operación militar Cóndor en contra de los plantíos del llamado Triángulo Dorado que conforman Sinaloa, Durango y Chihuahua.
El 18 de agosto de 1975, El Extra de Monterrey publicó en su portada: “Hallan en Galeana más de dos toneladas de mariguana”. En ella se relataba que la droga había sido decomisada por agentes de la Policía Judicial Federal en el Ejido San Francisco Berlanga, el cual sigue existiendo hoy en día, aunque no son ni 300 los habitantes que viven en la serranía ubicada a casi dos mil metros de altura.
En dicho lugar -dice el segundo párrafo de la nota- se llevó a cabo la captura de tres individuos que se dedicaban al cultivo y siembra de mariguana, semilla que habían adquirido a un narcotraficante en Matehuala, San Luis Potosí, dijo el licenciado Alejandro Arenas Gallegos, Agente del Ministerio Público Federal”. Los detenidos declararon ante el Ministerio Público que habían comprado a mil pesos el kilo de semillas de la planta. Su proveedor era un hombre llamado Martín, oriundo de Michoacán, quien les había vendido dos kilos suficientes para producir cerca de 8 mil plantas.
Juan Moreno, el más joven de los detenidos, declaró que él solo cuidaba el plantío pero no sabía que se trataba de algo ilegal. “Los otros dos estás (sic) confesos de que era la primera vez que se metían al ilícito negocio de la mariguana dado que se disponían a buscar clientes en la frontera dentro de mes y medio, fecha en que estaría listo el cultivo de la hierba”, concluye la noticia, una de las tantas que había con frecuencia en los diarios de entonces sobre la detección de sembradíos en Tamulipas y Nuevo León.
En esos mismos setenta, Nuevo Laredo vivió su primera gran oleada de asesinatos provocados por el negocio del narcotráfico. En 1971, el último año de la administración de Francisco Garza Gutiérrez, fueron ejecutadas 33 personas, entre presuntos narcos, policías y civiles que accidentalmente se toparon con los enfrentamientos armados. Al año siguiente la cifra de crímenes subió a sesenta, cuando iniciaba su trienio el alcalde Abdón Rodríguez Sánchez. En los diarios de la época se habla de estos crímenes como “los asesinatos chacalescos” y se dice que el comienzo de estos es el 2 de noviembre de 1970 cuando son ejecutados dos agentes federales, supuestamente comprometidos con la mafia: Rafael Hernández Hernández y Álvaro Díaz de León, en la taquería “La Liberia”.
Otros dos policías pero secretos también estuvieron entre las víctimas de esta primera gran ola de violencia provocada por el control del tráfico ilegal en Tamaulipas. Uno se llamaba Juan José Aguinaga Ríos, el cual fue acribillado el 24 de mayo de 1971 en la cantina “Los Ojos Verdes” y el otro era Bernardino Montemayor.

A raíz de la escalada violenta, surgiría el liderazgo de Juan Nepomuceno Guerra, quien por entonces ya era un traficante bien conectado con el poder en Tamaulipas. El hombre considerado como fundador de “El Cártel del Golfo” vivía en Matamoros y desde ahí controlaba no solo el paso de droga, sino también el de autos robados. Su carrera la había iniciado traficando whisky en los treinta, después de la detención y el envío de Virgilio Barrera a Las Islas Marías. En los setenta, en medio de la lucha entre bandas en Nuevo Laredo y contando con el apoyo de la policía judicial, Guerra se afianzó como el nuevo jefe de “la plaza”.
Quizá el caso de Juan N. Guerra es uno de los que prueba lo que vienen diciendo desde hace varios años especialistas del tema del narco en México como el profesor español Carlos Resa Nestares, quien considera que la especificidad fundamental del crimen organizado en México es que se origina, se sostiene y nutre desde las estructuras del Estado, en particular de aquellas que teóricamente existen para combatir, precisamente, a la delincuencia. Las inmensas diferencias en niveles de renta y de poder, junto a factores como el escaso desarrollo de la sociedad civil, ayudaron a crear las condiciones para ello en lugares como el noreste del país.
Resa Nestares, consultor de la Oficina de las Naciones Unidas sobre Drogas y Delincuencia, sostiene en su estudio “Sistema político y delincuencia organizada en México”, que las asociaciones criminales mexicanas no pueden situarse dentro de los modelos habituales de delincuencia organizada y sus conexiones con el poder político, sino en el concepto de crimen organizado de Estado, al que define como “actos que la ley considera delictivos (pero que son) cometidos por funcionarios del Estado en la persecución de sus objetivos como representantes del Estado”.
Este era el tipo de operaciones que encabezaba Guerra y las cuales, de 1930 a 1980, en cincuenta años de trayectoria, le llegaron a dar 5 mil millones de dólares, de acuerdo con reportes oficiales dados a conocer en 1987, en los cuales se le adjudicaba también la posesión de 3 mil hectáreas de tierra en Tamaulipas y Nuevo León.
Además de controlar el cruce ilegal por la frontera, Juan N. Guerra respaldó políticamente al PRI a través de la CTM, que recibía jugosos donativos periódicamente. A cambio de este apoyo, un sobrino de él, Jesús Roberto Guerra, fue presidente municipal de Matamoros de 1984 a 1987. Sin embargo, otro de sus sobrinos, Juan García Ábrego, sería el que se distinguiría por su capacidad para manejar los negocios de la familia.
Soy un ciudadano que se ha dedicado a trabajar. Soy agricultor, ganadero, transportista… soy un hombre triunfador y cuando un hombre tiene éxito surgen enemigos gratuitos. Mi imagen está limpia por completo y si no pregúntele a la gente que todo lo sabe,” declaró Guerra en entrevista con la reportera Irma Rosa Martínez en 1987, ya retirado de la vida agitada a causa de una apoplejía que le paralizó el lado izquierdo del cuerpo, provocando que su rutina de todos los días se convirtiera en irse a sentar a la misma mesa del restaurante Piedras Negras, en Matamoros.
Sin embargo, cuando se preguntaba a la gente o las autoridades de aquella época sobre la carrera triunfadora de Guerra, la historia era muy diferente, explica el investigador Froylán Enciso. Dos de los tantos asesinatos que se le atribuían a él directamente eran el de su propia esposa (por supuestamente serle infiel con el comediante Resortes) y el de Francisco Villa Coss, hijo del héroe revolucionario que trabajó como comandante de la aduana en la región.
El 11 de junio de 2001, Juan N. Guerra murió en Matamoros cuando se estaba consolidando la transformación de su vieja organización delictiva regional en una empresa de altos vuelos internacionales asociada con un sanguinario núcleo paramilitar conformado por desertores elite del Ejército Mexicano.
El patriarca del cártel nunca pisó la cárcel.

Como sobrino de Juan N. Guerra, Juan García Ábrego, ya realizaba algunas gestiones de la empresa familiar desde los ochenta y finalmente fue quien lo reemplazó de forma definitiva a partir de principios de los noventa, cuando Guillermo González Calderoni, el superpolicía del inicio del gobierno de Carlos Salinas de Gortari, amplió a los grupos delictivos, la reconfiguración del poder del nuevo sexenio presidencial y lo incluyó a él como jefe de la compañía llamada: El Cártel del Golfo.
Esta historia refleja varias ideas que aún deambulan en la discusión pública académica: el papel de las políticas prohibicionistas en la creación de atractivos mercados subterráneos, la organicidad de los vínculos con el gobierno autoritario, el surgimiento de la violencia como consecuencia lógica en el manejo de una organización fuera de la ley con grandes intereses en juego, la capacidad de su renovación ante los retos del Estado y el mercado”, considera el investigador Froylán Enciso, quien ha estudiado este caso en particular para un volumen recién publicado por El Colegio de México.
El uso de la palabra “cártel” para referirse el grupo de traficantes de las orillas del mar del Golfo, fue dada en 1989 de acuerdo a un documento del FBI con el folio 92CHO-26853-21. En ese reporte aparece el nombre de Juan García Ábrego como el del principal jefe del grupo, que ese año ya había establecido relaciones importantes con El Cártel de Cali en Colombia y tenía a su disposición un equipo de pistoleros con considerable capacidad de fuego. Entre estos se encontraban Luis García Medrano y José Pérez de la Rosa apodado “El Amable”, aunque en realidad era el sicario de la fama más sanguinaria.

Óscar López Olivares, socio de García Ábrego conocido como “El Profesor” y que después se convirtió en testigo protegido de la DEA, relata en sus memorias inéditas los inicios de García Ábrego en el narco. Cuenta: “En el año de 1980 quedó establecido el puente aéreo Matamoros- Oaxaca, con un promedio de 4 vuelos por semana de 400 kilogramos de cañamo indígena (mota, marihuana, grifa, hierba verde) en ese tiempo contaba con 40 años y jamás en mi vida había visto la hierba, pues apenas acababa de conocer la cocaína, que los mismos agentes federales me habían enseñado a utilizar, contra el cansancio del vuelo”.
En Matamoros, la Policía Judicial Federal, estaba compuesta únicamente por tres elementos y todos eran amigos de Juan García Ábrego desde la infancia. Les conseguíamos oficinas, muebles, armas y les pagábamos la luz así como una gratificación por cada viaje”.
“Durante los años siguientes se hizo una constante que a cada comandante nuevo que llegaba, había que comprarle nuevamente todo, pues el que se iba no dejaba nada”.
Hasta enero de 1996, García Ábrego se mantuvo al frente de El Cártel del Golfo. Cuando finalmente fue detenido en una finca en las afueras de Monterrey, su tío, Juan N. Guerra, dio declaraciones a la prensa sobre este hecho: “Es mi sobrino, ¿qué le puedo decir?... contra el Gobierno no se puede”, dijo.
Óscar Malherbe reemplazó a García Ábrego pero en mayo de 1997 también fue capturado también. Salvador Garza Herrera tomó el mando después. Sin embargo, tan solo duró unos meses al frente de la organización delictiva: Osiel Cárdenas Guillén, asociado con Gilberto García Mena, operador en el pueblo de Guardados de Abajo, se quedó con el control del Cártel del Golfo a partir de finales de 1998, tras asesinar a Garza Herrera.

Cárdenas Guillén es un hombre de ojos cafés, 1.75 de estatura, con cicatrices de acné en el lado derecho de la cara y un tatuaje en el hombro izquierdo. Cuando asumió la jefatura del Cártel del Golfo estaba casado y era padre de 3 niños. García Ábrego lo había incorporado a su equipo, después de que éste había trabajado para la PGR como entrenador de perros.
Una de las primeras cosas que hizo Cárdenas Guillén y que a la larga cambiarían el curso de la historia del narcotráfico en la región, fue la creación de una escolta personal conformada por militares élite del Ejército Mexicano que en los años siguientes, después de la detención de Cárdenas Guillén en 2004, iniciarían un camino propio en el mundo del narco, al grado de convertirse a finales de 2007 en un cártel más de la droga en el país, independiente del Cártel del Golfo, la organización delictiva dentro de la cual habían nacido.
Durante dos años, aún estando en la prisión, Cárdenas Guillén siguió teniendo el control de Los Zetas. Fue hasta su extradición a Estados Unidos, cuando el núcleo paramilitar decidió operar por su cuenta, sin acatar las órdenes de los demás miembros de la cúpula del Cártel del Golfo, cercanos a Cárdenas Guillén.
Una de las últimas y surreales acciones que ordenó hacer Cárdenas Guillén a Los Zetas desde su encierro ocurrió en la celebración del día del Niño en abril de 2006, y de la cual, incluso se publicó una reseña en un diario de Reynosa.
La nota aparecida el Sábado 29 de abril de 2006, decía:
OSIEL HACE FELICES A MILES DE NIÑOS
Osiel Cárdenas Guillén festejó a los niños de Reynosa en su día, obsequiando más de 150 bicicletas y 18 mil juguetes a quienes abarrotaron las gradas y canchas del estadio Adolfo López Mateos.
Veintidós mil personas se dieron cita en el parque Adolfo López Mateos desde las doce del mediodía, para presenciar el espectáculo de lucha libre y el show de los Payasónicos al que se sumó la presentación del conjunto musical “Los hijos D” quien marcó el inicio del festejo infantil.
De los asistentes se contabilizaron 17 mil niños de diferentes edades, quienes eran acompañados en grupos por dos adultos, sus padres o hermanos mayores, recibiendo a su ingreso al parque en forma individual un refresco, una bolsa de papitas y agua completamente gratis.
No hubo vendimia, todo fue gratis, los niños se fueron agasajados desde su llegada a la sede del evento y al salir del mismo, cuando dos camiones cargados con más de 18 mil juguetes de diferentes tamaños y marcas fueron regalados a quienes salían del lugar con sus rostros sonrientes”.
En la nota se explicaba que el evento se llevaba a cabo “por cuarto año consecutivo”. Y se hacían algunas acotaciones como la siguiente:
Johan Said Barra Soto de siete años, y Luis Daniel Pérez Vallejo de ocho años, con capacidades diferentes a los otros niños recibieron de parte de Osiel Cárdenas Guillén una bicicleta sin participar en la rifa, escuchándose sus risas y gritos de emoción al ser sentados en aquellas unidades para diversión infantil”.
“En el evento los niños no sabían quién era Osiel Cárdenas Guillén, para estos niños no había historia, había un gesto de generosidad de un hombre que se encuentra en algún lugar de México consciente de que la pobreza no se puede erradicar, pero sabedor de que se puede dibujar una amplia sonrisa en el rostro de los niños con el firme apoyo de amigos leales”,
En cien años de historia, el poder los traficantes de Tamaulipas había pasado del poseer lechuzas en las salas de la casa, a la celebración de actos masivos con un fuerte respaldo popular.

Arturo Guzmán Decena, un militar de elite nacido en Puebla que desertó del Ejército Mexicano para cuidar la vida del capo Osiel Cárdenas Guillén, fue acribillado en un céntrico restaurante de Matamoros en septiembre de 2002. Tres meses después, en las afueras del sitio donde murió apareció una enorme corona fúnebre y otros cuatro arreglos florales acompañados de su nombre y una dedicatoria: “Te llevaremos siempre en el corazón: de tu familia de Los Zetas”.
Este suceso llamó la atención del investigador español Carlos Resa Nestares, quien descubrió a los pocos días que Guzmán Decena había sido un destacado miembro del Grupo Aeromóvil de Fuerzas Especiales del Ejército Mexicano (GAFE), el núcleo militar creado en 1994 al calor de la insurrección del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) en Chiapas. Al igual que Guzmán Decena, por lo menos una veintena más deGafes, dejaron las fuerzas armadas para convertirse en la escolta de Cárdenas Guillén, el sucesor de Juan García Ábrego en la dirección de El Cártel del Golfo.
Los Zetas pueden ser una anécdota fugaz, pero también podrían ser los pioneros de una industria en expansión con amplias oportunidades de negocio, que, en última instancia, constituiría una institucionalización de la mafia en México bajo nuevos mecanismos”, escribió en sus anotaciones de aquellos años Resa Nestares, colaborador de la ONU en asuntos de narcotráfico.
En esa época, Los Zetas eran más leyenda que realidad. Se hablaba poco de ellos, pero en sus notas, el investigador español ya esbozaba un análisis puntual sobre la banda, el cual, leído casi una década después, parece una profecía: “Los Zetas han dado un salto nunca antes visto y se han convertido en verdaderos mafiosos, ejerciendo su actividad desde la esfera exclusivamente privada, en confrontación con el monopolio de la violencia estatal. Esta circunstancia añade varios grados de peligrosidad al asunto de las drogas en México”.
En estas notas, Resa Nestares evitaba clasificar a Los Zetas como narcotraficantes. “Su desconocimiento de grandes clientes y proveedores, de la infraestructura en general, les impidió convertirse en una empresa autónoma de drogas, unos narcos en toda regla. Entre 1999 y 2000, en diversas tandas, cambiaron de cliente y pasaron a vender sus servicios a un empresario privado de drogas, Osiel Cárdenas Guillén. Privatizaron su clientela. No había muchas diferencias entre el tipo de servicios que prestaron primero al “estado y más tarde a Cárdenas Guillén”.
El profesor de la Universidad Autónoma de Madrid ponía énfasis en la característica mercenaria de Los Zetas: “Primero fueron los militares quienes les ordenaban realizar discrecionalmente los operativos de captura de empresarios de drogas. El estado les pagaba por esta actividad según las tarifas oficiales, sin posibilidad de negociar sus emolumentos. Una vez en el ámbito de la empresa privada, Cárdenas Guillén contrataba a los desertores según sus necesidades para ejecutar tareas relativas a la violencia que eran colaterales para su actividad de compra venta de drogas”.
Luego de la detención de Osiel Cárdenas Guillén, ocurrida el 14 de marzo de 2003, mientras se daba la reorganización interna del Cártel del Golfo, Los Zetas comenzaron a explorar por su cuenta nuevas actividades criminales. “De esta forma aceleraron el ritmo de recaudación de impuestos entre pequeños delincuentes de Nuevo Laredo. Una nueva remesa de requerimientos fiscales fue recibida por un grupo cada vez más extenso de individuos y grupos que se mueven en el terreno de la ilegalidad: desde transportistas y pequeños vendedores de drogas hasta apostadores ilegales, prostíbulos y contrabandistas de todo pelaje”.
Después de tomar el control de Nuevo Laredo, la banda decidió exportar la misma lógica de recaudación mafiosa en otras ciudades del país, en primera instancia las del noreste, de Nuevo Laredo hasta Torreón.  Así dio inicio la nueva era de Los Zetas.

Los Zetas pasaron en cinco años de ser una banda regional a un grupo con presencia nacional. La alianza que establecieron con Arturo Beltrán Leyva, el capo sinaloense que se separó del Cártel de Sinaloa dirigido por Joaquín “El Chapo” Guzmán, les permitió acceder al mercado internacional del trasiego de la droga, en especial de la cocaína. Beltrán Leyva sí tenía contactos en Colombia que estaban dispuestos a proveer cargamentos de droga que Los Zetas se encargaban de transportar a Estados Unidos a través de las rutas mafiosas que fueron estableciendo en estados de la república, por lo regular colindantes con el Golfo de México.
Nabor Vargas García, un cabo que formó parte del Cuerpo de Guardias Presidenciales del Ejército Mexicano hasta 1999, fue quien organizó para Los Zetas estas rutas, un proceso al cual se le llamaba internamente “la expansión”. Gracias a “El Déborah”, Los Zetas pudieron operar las carreteras que van desde Cancún hasta Matamoros.
Los miembros de la organización delictiva conocieron perfectamente todas las brechas de ese trayecto e hicieron algunas ellos mismos para operar en donde no podían cooptar a la policía, o tenían riesgos de ser atacados por grupos antagónicos. Antenas de radio de largo alcance y varias repetidoras fueron instaladas a lo largo de la ruta zeta para agilizar la comunicación interna de la banda.
Un antiguo miembro del grupo, quien ahora es informante oficial y al que se identificará aquí como Julio, explica que expandir en lenguaje zeta significa llegar a una ciudad, controlar a las bandas locales, hacer ruta para el tráfico ilegal y caerle a la contra, o sea sacar a los enemigos de la jugada. Mientras tanto, contracción le llaman a la segunda fase: poner guardias, montar una red de comunicación por radiofrecuencia y organizar las casas de seguridad para operar en “la plaza”.
La captura de Nabor Vargas -a quien apodaban “El Débora”- en abril de 2007 fue un golpe importante para el proyecto de expansión de Los Zetas. Debieron reorganizar a narcomenudistas, vigilantes (llamados halcones o águilas), traficantes de indocumentados, autoridades a su servicio y responsables de casas de seguridad que formaban parte de la estructura construida por el ex miembro de las Guardias Presidenciales.
Las plazas” más importantes conseguidas por la organización, además de los estados de Tamaulipas, Coahuila y Nuevo León (éste último que compartían con el grupo Beltrán Leyva), fueron Veracruz, Quintana Roo y Tabasco. Campeche, Yucatán y Chiapas también estuvieron bajo su control, pero tenían una relevancia menor.

Los Zetas buscaron en especial el control de las costas del Golfo de México, no por el sentimentalismo marino que despierta esa cuenca del Océano Atlántico, sino por un evidente asunto estratégico, de consolidar rutas para el traslado de mercancías ilegales hacia Estados Unidos, llámese cubanos queriendo estar en Miami o toneladas de cocaína colombiana con destino Nueva York.
El negocio de Los Zetas no es la droga, sino el control de territorios para traficar por allí -o cobrar renta- a cualquiera que requiera realizar una operación ilegal a través de dichos territorios bajo su control.
Para construir esa ruta, la estrategia de Los Zetas consistió en llegar a cada ciudad y quedarse mediante fuego y sangre con la supervisión de las actividades ilegales que ahí se llevaban a cabo. Este proceso de conquista se desglosaría en cuatro etapas, según diversas fuentes policiales consultadas: La primera es la del arribo de sicarios llamados “ventanas”, quienes tienen la misión de conseguir casas de seguridad y campos de entrenamiento, equipar ambos, corromper autoridades y ubicar posibles negocios para su organización. El segundo paso que siguen es el de establecer una red de informantes, a quienes llaman “Halcones” o “Águilas” y estos pueden ser desde pandilleros, taxistas o hasta agentes de tránsito, los cuales deben mantenerlos informados sobre lo que sucede en la ciudad.
Las otras dos etapas de esta estrategia corresponden a la llegada de “estacas”, que es como llama a la banda a sus sicarios mejor preparados, quienes tienen la asignación de realizar ejecuciones de miembros de otras bandas, así como también de realizar actos de terrorismo que les permitan controlar totalmente “plazas”, que es como ellos llaman a las ciudades.
La etapa final de la estrategia utilizada es la del arribo de “Metros”, la forma de referirse a los miembros de la organización que se encargan de “operar” los negocios ilícitos en las ciudades.

En medio del proceso de expansión de Los Zetas, comenzaron a surgir las diferencias entre éstos, con lo que quedaba de la cúpula del Cártel del Golfo, la cual había quedado a cargo de Ezequiel Cárdenas Guillén, hermano de Osiel, quien había perdido su influencia sobre Los Zetas, dirigidos por Heriberto Lazcano y Miguel Ángel Treviño. El Cártel del Golfo dejó de operar a grandes escalas y su actividad quedó reducida a Matamoros, de acuerdo con reportes consultados.
Según el informante Julio, puesto que ya no operaba en realidad como antes, El Cártel del Golfo pasó a ser la leyenda que antes habían sido Los Zetas, mientras que éstos adquirieron la configuración de un cártel de la droga en forma.
El nuevo reparto de poder alteró la vida mafiosa en la zona de manera importante desde 2007. Los Zetas, aunque no declararon la guerra a los miembros que quedaban de El Cártel del Golfo, dejaron de respetar a sus antiguos contratistas. La tensión estallaba regularmente entre unos y otros. El asesinato del diputado federal Juan Antonio Guajardo, el 30 de noviembre de 2007, quien de acuerdo a fuentes oficiales conoció al fundador del Cártel del Golfo, Juan García Ábrego, se debió a que el legislador del PT intentó hacer un movimiento para erradicar a Los Zetas de la región, ya que era cada vez más el número de personas y negocios que debían pagar el impuesto a la banda.
El problema es que la gente que trajo Osiel es pura maña, que cuando vio la oportunidad se quedó con el poder y quitó a todos los viejones que había... lo que pasó es que hubo una diferencia de castas que no respetaron Los Zetas. Ellos pusieron, como se dice, un gobierno espurio”, dice el informante Julio.
La tensión siguió creciendo en la zona con otros asesinatos y operaciones criminales. A finales de 2008, las diferencias eran tan graves que se había decidido hacer una reunión entre líderes de Los Zetas y de El Cártel del Golfo, con el fin de evitar la guerra. Ésta cita supuestamente se llevó a cabo, pese a que el líder de Los Zetas, Heriberto Lazcano, acusó la cúpula de El Cártel del Golfo, de haber entregado a la policía a Jaime González Durán, un importante sicario de la organización apodado “El Hummer”, detenido días después del accidente aéreo en el que murió el secretario de Gobernación, Juan Camilo Mouriño. Por eso días, el presidente Felipe Calderón ordenó a los órganos policiales apurar la captura de algún miembro importante de Los Zetas, para interrogarlo y determinar si estos estaban implicados o no en el siniestro.
Aunque hubo diversos sucesos violentos y tensiones, la tregua entre Los Zetas y los pocos miembros que quedaban en El Cártel del Golfo, se mantuvo en 2009.
Pero esa tregua acabó el 22 de febrero de 2010, cuando convoys de camionetas con las siglas CDG en los costados irrumpieron en diversas ciudades de Tamaulipas primero, y en los días siguientes hicieron lo mismo en lugares de Nuevo León y Coahuila. La ofensiva dada a conocer por la DEA unas semanas antes coincidió con la divulgación en México de unas palabras de arrepentimiento de Osiel Cárdenas Guillén, desde su encierro en Estados Unidos, donde recibió un sentencia de tan solo 25 años de prisión, resultado de una negociación en la que el capo colaboró con información clave para el desmembramiento de Los Zetas.
De acuerdo con el reporte de la DEA, como El Cártel del Golfo se había quedado con una capacidad de fuego muy menor a la de Los Zetas, los líderes del cártel se habían aliado con El Cártel de Sinaloa y la Familia Michoana, bajo el lema: “México unido contra Los Zetas”. Algunos funcionarios estatales y dirigentes de organizaciones no gubernamentales de Nuevo León que fueron consultados temen que en estos comandos haya además miembros de las fuerzas armadas.
A principios de 2010, antes de que se desatara la ofensiva contra Los Zetas, un importante mando de la policía federal dijo en reunión con funcionarios de un gobierno estatal: “Para combatir a Los Zetas hay que usar su mismo veneno”. Sin embargo, el informante Julio, asegura que no es así: “Se están moviendo los mapas de los mañosos, nada más. Eso es lo que está pasando”.
De lo que no hay duda es de que de febrero a la fecha hay masacres, asesinatos selectivos, desapariciones y balaceras pero no hay parte informativo de las batallas ni comunicados o voceros que expliquen lo que está sucediendo ni por qué está sucediendo. La información de la zona llega a cuentagotas y vía medios sociales como el youtube. Una mujer se atrevió a grabar con su teléfono celular la forma en que quedó la carretera principal de Camargo, Tamaulipas luego de un enfrentamiento que duró toda la madrugada. Cadáveres regados, esqueletos de camionetas calcinadas, miles de cartuchos percutidos y militares peinando la zona, aparecen en la grabación de algo que oficialmente no quedó registrado en ningún medio de comunicación formal. Solamente así ha sido burlado el cerco informativo impuesto por el narco. Pero informar es demasiado riesgoso. La leyenda (ante lo imposible de hacer periodismo, solo hay leyendas) dice que la mujer que subió ese video al youtube ya fue ubicada y asesinada por una de las bandas del narco. ¿Cómo saber quién es esa mujer?, ¿qué puede hacerse para verificar si es cierto que fue asesinada?, ¿cómo documentar una pesadilla encima de otra en un lugar donde reina el silencio?
Aunque se oigan ráfagas de metralletas todos los días en la carretera Ribereña, la dura vida de los tamaulipecos de ciertas zonas transcurre en silencio, sobre todo en pequeñas ciudades como Miguel Alemán, Valle Hermoso y Camargo. Ahí la muerte es diaria, aunque no haya actas de defunción. Es un territorio convertido en un apocalíptico y callado campo de batalla.